Vayamos por partes. Gareca salió de la selección por desacuerdos con Agustín Lozano, presidente de la Federación Peruana de Fútbol (FPF) y porque no tenía ninguna relación amical ni profesional con él. Su intención era seguir; pero sin la confianza en su persona ni las condiciones apropiadas para trabajar cómodamente fue difícil continuar. Desde allí, hubo un cortocircuito entre ambas partes que hoy es válido mencionar, porque para Lozano -seguramente- Gareca es la última persona en quien acudiría para reemplazar a Reynoso frente a una hipotética catástrofe de su ciclo. En eso estamos claros.
Ahora bien, desde lo futbolístico, ya es materia de discusión. El ciclo de Gareca en la selección duró poco más de siete años y en ese lapso pasó de todo: desde una clasificación al Mundial hasta un repechaje fallido, con jugadores que alcanzaron su ‘prime’ bajo el mando de Ricardo y otros que aparecieron en el camino. Pero lo que también hubo fue un desgaste en el juego del equipo, cuya peor expresión tuvo lugar en ese partido contra Australia, el rival menos difícil si la comparamos con otras selecciones de Conmebol y al que solo le pateamos una vez al arco en 120′. En el cotejo más importante de la segunda etapa del ‘Tigre’, no fuimos capaces de encontrar una solución.
Para entonces, Perú ya no era el mismo de antes, los años no pasan en vano y el técnico tenía que reinventarse sobre la marcha para que su mensaje continúe convenciendo a sus jugadores. Pero había perdido potencia producto del tiempo y de los cuestionamientos que nunca faltan. Cuando se consuma la eliminación, estalló todo lo que venía escondido detrás. Malas decisiones, replanteos ineficientes y tolerancia excesiva con cuestiones alejadas del fútbol. Todo eso pasó factura y sumado al cortocircuito entre Gareca y Lozano, terminó consumando el fin del ciclo de Ricardo en la selección.
Si Gareca vuelve a dirigir a Perú, es imposible garantizar que tenga éxito o que pueda ser la solución al mal momento de la bicolor. El ‘Tigre’ encontraría un equipo distinto al que dejó, porque el universo de jugadores es reducido y quienes hoy manejan la FPF son altamente cuestionados. También se toparía contra rivales que mejoraron en juego, en nivel y que ya nos sacaron una ventaja significativa como Venezuela. Lo que sí tiene el argentino es el cariño del hincha y el respeto de los jugadores. Pero cada etapa es diferente, los contextos cambian y Gareca también está en otro momento. Que llegue es difícil. Y si lo hace, tampoco se acabarán nuestros problemas.
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