Retrocedamos unos años atrás. A fines de noviembre del 2020, Alianza Lima perdió 2-0 contra Sport Huancayo en Matute y el resultado lo mandaba a Segunda División. Si bien el descenso no se consumó, lo que se vivió en esa campaña fue de terror. Malas contrataciones, resultados adversos e indisciplinas de algunos jugadores fueron el dolor de cabeza del cuadro blanquiazul. Y la bomba explotó después de aquel partido con las salidas del director deportivo (Víctor Hugo Marulanda), el comando técnico (Daniel Ahmed) y casi la totalidad del plantel.
La renovación interna de Alianza Lima fue necesaria para cerrar un capítulo desastroso e iniciar otro. Encaró el 2021 diseñando un plantel pensar para la Liga 2 y conformado por futbolistas identificados con el club. Hernán Barcos, Pablo Míguez, Ángelo Campos y Jefferson Farfán fueron parte de ese proceso, comandos Carlos Bustos en la dirección técnica y José Bellina en la gerencia deportiva. Es decir, hubo una limpieza dentro de las paredes de Matute para volver con fuerza y demostrar por qué incluso en el fracaso es posible levantarse. Y el éxito deportivo fue inmediato, porque los íntimos salieron campeones nacionales ese año.
Para el 2022, la base ya estaba hecha y había que construir sobre ella. Alianza Lima no solo mantuvo a sus jugadores emblema, también sumó a Pablo Lavandeira, que fue clave en el bicampeonato. Pero lo que más llamó la atención fue la exitosa estrategia de marketing que el club llevó a cabo ese año. Desde venta de abonos, pasando por los productos oficiales de la tienda blanquiazul, hasta agotar todas las localidades de Matute. Ese ‘boom’ hizo que el marketing sea la segunda fuente de ingresos del club. Ese año, los íntimos recaudaron casi 23 millones de soles. Entonces, la reinvención no solo fue en el plano deportivo, sino también en el comercial.
Ahora que el panorama parece otra vez adverso tras el fracaso del 2023, a Alianza Lima le toca volver al pasado y tomar impulso nuevamente. El reto del 2024 ya lo enfrentó el 2021. Y la historia reciente confirma que arriesgarse de esa manera tiene buenas consecuencias. En esa ocasión tomó decisiones importantes en su estructura deportiva para reinventarse y actualmente están haciendo lo mismo. Con Alejandro Restrepo en la dirección técnica, Bruno Marioni en la gerencia deportiva y Néstor Bonillo como asesor deportivo, se decidió prescindir de casi todos los extranjeros, de jugadores referentes dentro y fuera del camarín, y de figuras que nunca dieron la talla cuando vistieron la blanquiazul. El cuadro victoriano vuelve a arriesgar como lo hizo antes, pero siempre con la certeza de que las decisiones tomadas son las mejores para sí mismo.
Lo que viene el 2024 para Alianza Lima no es sencillo, teniendo en cuenta que no podrá usar Matute para ser local por siete meses. El objetivo es recuperar el trono del fútbol peruano, hacer una buena Copa Libertadores y devolverle la esperanza al hincha. Pero debe demostrarlo con trabajo y resultados, sudando la nueva camiseta que acaban de presentar y sumando a los potrillos que siempre están dispuestos a mostrarse. Con todo eso, la institución blanquiazul encontró en la reinvención su principal fuente de fortaleza para alcanzar el éxito.
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