Lima está llena de un sinnúmero de leyendas urbanas, unas jocosas, otras más tristes como alegres, pero no pocas llenas de terror y misterio; de hecho, una de las más populares es el mito que rodea a la Casa Matusita, la cual lleva décadas abandonada, entre otras cosas, porque se afirma que el segundo piso de dicha vivienda está dominado por fuerzas del más allá que atormentan a todo aquél que ose alojarse en sus instalaciones.
Ubicada en el Centro de Lima, específicamente en las intersecciones de la avenida España con la avenida Garcilaso de la Vega, en la cual se encuentra una vivienda de arquitectura neocolonial de dos pisos, en cuya primera planta funciona una reconocida tienda de electrodomésticos, mientras la segunda luce deslucida, descuidada, con las ventanas de madera desgastadas. Si se mira desde lejos, notarás que por dentro está polvorienta a la vez de despintada. ¡Nadie la habita desde hace décadas!
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¿Por qué? pues la famosa Casa Matusita tiene la fama por muchos años de estar maldita, embrujada, endemoniada, pero. ¿Desde cuándo surge esta leyenda urbana que muchos toman por cierta?
¿Cuál es el origen de la leyenda de la Casa Matusita?
Pues para esto debemos remontarnos hasta el siglo XVIII, exactamente, al 1753, con el arribo a Lima de una persa de nombre Parvaneh Dervaspa, quien se hospedó en una casa común de dos pisos.
En la capital del entonces Virreinato del Perú, Parvaneh tenía como oficio curar enfermedades, sobre todo las más difíciles de dicha época, por lo que, en tiempos donde la superstición reinaba, fue vista como una especie de bruja amante de Satanás y la magia negra.
La injustificada mala fama que se ganó sin querer, hizo que en 1754, tan solo un año después de llegar al Perú, fuera apresada por la Inquisición que la condenó a muerte, no sin antes ser torturada hasta admitir (con razón o no) que era una seguidora de Lucifer.
Se dice que antes de dar su último aliento, Parvaneh Dervaspa lanzó una maldición final a la casa donde vivió y que se ubicaría en nuestros días, en la hoy avenida España. Tengamos en cuenta que esta versión se mezcla con la leyenda, pues en 1813 la sede de la Santa Inquisición fue atacada y no pocos archivos se extraviaron.
Sin embargo, desde entonces, se dice que en el lugar comenzaron a escucharse gritos, susurros, y sucesos sumamente extraños, espantando a cualquiera que quisiera vivir allí.
La leyenda de la Casa Matusita en el siglo XIX
La vivienda ubicada en las avenidas España y Garcilaso de la Vega no paró de reportar nuevos casos extraños y mórbidos en el siglo XIX, de hecho, se cuenta que un padre comenzó a ver sombras, lo que lo condujo a la locura atacando a sus empleados por mucho tiempo, provocando que dos de estos conspiraran para matarlo y luego descuartizarlo en un rito de corte ocultista. Para tapar su crimen intentaron quemar la casa, pero esta nunca se quemó.
Otra tiene como protagonista a un padre japonés quien se hospedó en la vivienda junto a su familia en 1873, pero un día cualquiera el sujeto encontró a la mujer en una situación comprometedora junto a su amante. El hombre, poseído por la ira, los celos, no tuvo mejor idea que asesinar a balazos a ambos y, no contento con esto, los descuartizó para luego botar los trozos en diversos lugares de la vivienda.
Pero, este episodio de horror no culminó aquí, pues cuando sus hijos llegaron y vieron lo que su progenitor hizo quedaron espantados. El japonés, todavía sediento de sangre tomó la vida de los chicos. Una vez concluida su 'labor', el sujeto parece que entró en ‘razón’ y se suicidó.
Este episodio en particular ha potenciado a la enésima potencia la leyenda de la Casa Matusita como un lugar maldito de Lima, en la cual tan solo basta pasar una noche para ser presa de la locura producto de las almas y las maldiciones que, supuestamente, habitan allí.
La leyenda de la Casa Matusita y el periodista que ‘enloqueció’
De hecho, para encontrar a la última 'víctima' reportada de la maldición de la Casa Matusita, debemos trasladarnos al siglo XX, al año de 1960, con un reconocido periodista y presentador de un sintonizado programa de entonces, 'Los fantasmas se divierten', Humberto Vilches, quien apostó que podría pasar 7 días en la vivienda.
Pero, cuando llegó el día de instalarse en el segundo piso de la misma, el hombre salió dos horas después luciendo completamente irreconocible, al punto que fue llevado a emergencias debido a la perturbadora noche que estaba teniendo.
Según la versión de los bomberos que lo atendieron inicialmente, aseguran que el sujeto habría perdido la cordura, supuestamente, por la aterradora 'experiencia paranormal' que vivió dentro.
A TNP noticias, uno de estos relató lo que experimentó tras ingresar a ayudar al periodista dentro de la Casa Matusita: "Bastante miedo y bastantes ruidos extraños hubo, sí hay bastante de cierto en la leyenda porque sí hay bulla, pisadas, caminadas y llantos de niños se escuchaban".
Después de este traumático episodio, Vílchez no volvió a aparecer en los programas siguientes de 'Los fantasmas se divierten', por lo que en Lima, una ciudad siempre chismosa como ocurrente, comenzó a correr el rumor que se 'volvió loco por culpa de los fantasmas'.
¿Por qué se llama Casa Matusita?
Fuera del mito y las historias de terror, lo que sí es cierto y está constatado es que la única familia japonesa de la que se tiene registro no protagonizó ninguna matanza, de hecho, en la primera planta tenían una ferretería, mientras el segundo servía como almacén.
Estos llevaban por apellido Matushita que luego, teniendo en cuenta la creatividad peruana, fue transformada por Matusita.
¿Es real la leyenda de la Casa Matusita?
Para contestar esta pregunta, basta saber que la casa, tal cual la conoces en la actualidad, fue levantada recién en 1890 por Francisco de Alvarado Thorne y el 2 de diciembre de 1924 fue vendida a la familia Andrade Fernández a quienes les pertenece hasta nuestros días.
Hace 10 años, el programa de América TV, Cuarto Poder, entrevistó al respecto al actual propietario Ladislao Terry Andrade quien habló sobre la leyenda que rodea a la Casa Matusita.
"Al principio, teníamos un guardián que los fines de semana se emborrachaba y cuando subía a la casa a medianoche, abría la puerta de metal ubicada en medio de la escalera. Caminaba hasta su dormitorio arrastrando una cadena y con un farol portátil, lo que hizo que muchos pensaran que se trataba de un fantasma".
¿Será esta la verdad detrás de la leyenda de la Casa Matusita? quizás nunca lo sabremos.