Diez años masticando tierra, dinamitado desde dentro por sus propios dirigentes, Universitario ha entendido que lo más importante en estos días de bicampeonato, la verdadera semilla a sembrar, es su paz. La deportiva, la institucional y la financiera.
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No parece posible en medio de la euforia que anoche, hasta pasadas las 9 p.m., hizo abrazar a abuelos, papás, mamás, hij@s, nietos y bisnietos: la U presentó las dos copas ganadas en 2023 y 2024, las estrellas 27 y 28, en un marco que también es récord: noche 22 en el año -incluyendo Copa, Liga 1 y Noche Crema- con el aforo del Monumental completamente vendido.
La fiesta termina preciosa, emotiva, con el anuncio del inminente estreno del documental oficial del Centenario (por ahora llamado con contundencia Esta es la U), sin embargo, ya camina la tercera parte de un proyecto, nacido en 2022 y liderado por Jean Ferrari y Manuel Barreto, que tiene como primer objetivo ganar el tricampeonato en 2025.
¿Qué se sabe hoy de la conformación del plantel mirando el próximo año? Primero, la renovación de los contratos pendientes de los extranjeros (Britos, por ejemplo, ya aceptó las condiciones) y resolver los préstamos de jugadores locales en busca de nueva oportunidad (se va Saravia, muy posiblemente Olivares, no está descartada la venta ni de Valera ni de Romero). En ese proceso, el plan incluye reforzar tres zonas del campo con elementos locales que liberen un cupo para el 9 extranjero que a la Interesa: un lateral carrilero por izquierda (que sería Paolo Reyna, ex Melgar), un volante mixto parecido a Ureña y un segundo delantero (que podría ser el otro Reyna, Bryan, hoy en Belgrano).
Raúl Ruidíaz tiene una oferta concreta, no de ahora, desde julio. Condiciones escritas (dos temporadas), y el OK absoluto de Fabián Bustos. “Lo que ocurra con él, solo dependerá de su deseo”, dice una fuente al interior del club. DT pudo confirmar que Edison Flores ha conversado con el Enano sobre la chance de que ambos jueguen juntos el 2025. Eso podría significar que Orejas, el tercer goleador del año, intente quedarse una temporada más.
Como puede percibirse, breves ajustes a una base bicampeona que es, en estos días, la principal preocupación de la administración. Los campeones se celebran, claro, pero los grupos son los que sostienen. Eso es lo que no se quiere tocar.
En paralelo y en medio de una fiesta, que ha puesto a discutir sobre la pirámide de afectos entre tres míticas U de los últimos 40 años (la U 92-93, el tricampeón de Chale (+), y este Universitario que acabó con la maldición de una década sin campeonar), el club afina detalles para seguir creciendo en infraestructura: un sponsor (Apuesta Total) tiene pensado invertir en un estadio con césped natural para 8 mil personas en Campo Mar, dónde haría de local la reserva y el femenino.
Sospecho que era más sencillo para sus rivales que la U, ese gigante de cien años, permaneciera dormido, arrinconado y en escombros. Y ahora que ha despertado, que se organiza mejor, a lo lejos se respira un silencioso miedo. Que crecerá aún más: Universitario presentó en los últimos días, previos al viaje a Andahuaylas, el plan de viabilidad que, apenas aprobado por Sunat (el plazo es de tres meses), confirmará el día en que el bicampeón nacional empieza a pagar la justa deuda con sus acreedores, para ser liberado y entregado a sus socios. La información que maneja DT habla de enero/febrero. Entonces, la U empezará el otro camino hacia la libertad, que tanto esperaba y que tanto necesita.
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