Hola mi gente linda de ‘La Fe de Cuto’ bienvenidos a la cuarta temporada de tu podcast favorito. Abrimos el año con uno de mis sobrinos, chalaco, que llegó a ‘Cuto 16′ y de frente pidió su ‘Carapulcra con sopa seca’.
Entró como en su casa, porque vino de la mano de mi ‘madrina’ Melissa Klug. Hoy arrancamos el 2025 con Jesús Barco para que nos suelte aguadito calientito de su paso por la Universitario y el picante Sport Boys.
¿De qué barrio eres?
De Chucuito, de chiquito estuve viviendo en Surco y en Surco nos pasó algo... en ese tiempo mi papá trababaja en la Telefónica, teníamos una vida tranquila, tampoco espectacular, siempre compartíamos reuniones con otros amigos y nos vamos a un cumpleaños y regresamos como a las 2 de la mañana, mis hermanos, mi papá y mi mamá, veíamos gente por la casa, nos habían hecho una mudanza de casa, nos pelaron todo, hasta el vaso de agua se llevaron, todo nos pelaron. Ya teníamos tiempo viviendo ahí... tuvimos que empezar de ‘cero’ pero ya nos vinimos al Callao... ahí tenemos la casa de la mamá de mi mamá y de mis tíos, me empecé a criar ahí.
¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en el Callao?
Los carnavales... antes tranquilamente podías salir al parte con todos los chiquitos, todos jugaban, todos se conocían, esos carnavales que nos agarrábamos con los de la otra cuadra, en Chucuito también hacían campeonatos, jugaban una zona contra otra zona y al final con orquesta, estaban todos los papás, todo era familiar, la pasabas bien... nadie chocaba con nadie.
¿Cómo empiezas en el fútbol?
Ya estaba en Chucuito y en La Punta se había armado un equipo, yo estaba en el colegio, me gustaba pero nunca tuve la intención de meterme. Un amigo me dice para ir y fuimos, se hizo un grupito, se llamaba El Deportivo La Punta, el tío se portó conmigo de manera espectacular, yo estudiaba en la tarde y me ofreció sacarme del colegio, ponerme en uno particular y pagarme toda la secundaria, Julio Excusa, hasta el día de hoy tengo comunicación. Yo estaba indeciso porque estaba en sexto, quería hacer mi promoción, no me quería salir del colegio, pero mi mamá me explicó y le dije que ya. El tío me pagó el sexto de primaria y toda mi secundaria. Siempre fui agradecido con él. Él hizo un convenio con Boys y el equipo pasó a Boys. En todos los campeonatos de menores enfrentábamos a Alianza, a la U y en menores me llama uno de los dirigentes de los menores de Alianza, querían que vaya yo y un compañero más, el otro sí se fue y yo, por más que me gustaba la idea porque era Alianza, pero dije, no puedo, tengo que ser agradecido con mi tío, yo me quedé hasta donde duraba él como cabeza del equipo. Llegó un momento donde no quiso más, yo seguí en Boys pero ya me podía mover porque ya no tenía esa relación.
Me moví a Cantolao con el profe ‘Cachetada’ Solís, sus nietos son mis primos... Los hijos de Beto Solís son mis primos, porque estuvo con una tía mía. Su nieto también entrenaba y me dijo para ir. Nos llevaba a entrenar todos los días, a Ventanilla. Me quedé ahí un tiempo y luego regresé a Sport Boys, hasta 2015 más o menos y en 2016 tenía relación con el doctor Espejo, nos conocíamos de La Punta, me ofrece, a través de un amigo, llevarnos a mí y a otro compañero de Chucuito, a Garcilaso que ahora es Cusco FC.
¿Qué pasó en 2016?
Estábamos chibolos, fuimos, hicimos la pretemporada pero lo que quería Espejo era llevarnos de a pocos, llevarnos a entrenar con ellos pero seguir jugando la Reserva para no quemar etapas... Teníamos a Retamoso, Joel Herrera, Cuchi Valverde, Nicolás Sair, gente de peso, Martinuzzi que casi me pega... estábamos entrenando, estaba con el cargoso de Carlos Orejuela... me dijo que se la pinche a Martinuzzi... me dijo que me defendía, pateo el penal y se la pincho, me empezó a corretear ‘mocoso de mierda, malcriado...’. Yo corría, no me daba el aire por la altura, Orejuela se metió, se lavó las manos... buen cuadro se hizo. Cómo pateaban, a veces quería contestarles porque me daban fuerte, pero uno siempre con respeto.
Nos fuimos a entrenar con la Reserva unos días y otros con el primer equipo. En la Reserva nos iba bien, yo jugaba de extremo o de delantero, me iba bien en la Reserva y un día estábamos en la noche con musiquita. Llega el agente de seguridad y nos toca la puerta: ‘por orden de la administración, me han pedido que salgan de los cuartos porque ya no quieren contar con ustedes’. Eran como las 10 de la noche, que me den mi pasaje aunque sea... queríamos quedarnos hasta conseguir nuestros pasajes. Llamamos a Jorge y habló, pero el tío tenía en mente que años atrás, gente de Lima que había venido a la Reserva, cuando enfrentaba a la U y Cristal, se echaban y nos sacaron. Jorge quería hablar, pero nada.
Nos sacaron, me vine y yo tenía relación con Raúl Tito, yo he nacido con él, jugaba con él en La Punta, él ya estaba en la U y me escribe en la noche y me dice que el Puma le había dicho para que fuera a entrenar, estaba Roberto Chale. Yo ya sabía, antes había conversado con mi tío, Chale es primo hermano de mi papá, yo ya sabía que estaba ahí. Me imagino que mi tío le dijo al Puma y el Puma a Tito. Me escribió a las 11 de la noche, de Chucuito hasta Lurín, no tenía para mi pasaje, nadie quería prestarme. Le dije a Tito que le diga que se había olvidado y que no me había dicho, al día siguiente ya fui, me hizo entrenar, mi tío Chale me agarraba como Chibolito de escuela... yo le hacía caso, me sentía gil a veces, así me tuvo, el tío para qué, cada vez que terminaba los entrenamientos me daba 100 dólares, 150 dólares. A veces yo me acercaba a saludar para que me eche.
¿Quién te apadrinó cuando llegaste?
El Puma, desde el primer día me trató espectacular... él como persona es un tipazo de 1000 puntos, ayudaba... encontraba a alguien en la calle que nada que ver y lo ayudaba. Yo me iba con el Puma, me recogía de Magdalena. Él trabajaba en la región, nos jalaba, nos invitaba almuerzo, nos decía que lo acompañara, lo esperábamos en el carro, pero hueveaba, eran las 4 de la tarde y no llegábamos a la casa, qué le podíamos decir...
También nos daba para nuestros pasajes, teníamos que acompañarlo a todos lados. Después ya empecé a moverme solo en la ‘U’... yo estaba entrenando, cuando se van ellos en 2016, se van y llega Pedro Troglio, ya había gente de peso pesado, creo que todavía no se había ido la Pulga, Orejas, Andy Polo, Rengifo, Raúl Fernández, gente grande. Yo dije, acá no voy a jugar nunca... pero estaba feliz...
Llegó Troglio y me mandó a la Reserva... esa administración como que menciona a una persona, un argentino, lo menciona como jefe de todo Menores, y de un momento a otro me mandaron a los más chiquitos. Iba a Vidú con el profe Samuel Eugenio. Yo pensé que me quería aburrir, éramos como seis y teníamos contrato. Nos dijeron que para la edad que teníamos ya no éramos Reserva y que querían darle la oportunidad a los más chicos, a veces entrenábamos con reserva y a veces con los más chicos, aburrido era, Samuel Eugenio era renegón, no quería entrenar y nos gritaba, que ‘te vas’.
Mis compañeros se fueron yendo, yo me quedé con un amigo. Me dijo para irnos, fuimos hablamos con el jefe de equipo para rescindir nuestro contrato. En el camino se me venían cositas a la cabeza, ‘me han dado esta oportunidad, vamos a lucharla’, tenía tres años de contrato.
Dije, la voy a luchar. Llamé a mi amigo y le dije que no iba ir, que iba seguir entrenando. Yo me quedé solo, a veces había un momento en el que me mandaban, me daba toda la vuelta para que no me vean los de primera y me iba al tópico hasta que acabe el entrenamiento. Se jugaban los partidos de Reserva primero y luego de Primera.
Un día no sé qué pasa con la Reserva y no tenían gente en el medio, ya para esto, en un partido en el Monumental, un partido de práctica, faltaba a alguien para el medio, y el Puma me llama para jugar en el medio, yo por estar con todos, le dije que sí. Yo emocionado, pierna fuerte para todos, los más grandes me miraban, me barrían. Al Puma le gustó. Le empecé a agarrar la onda. Bueno, pasé a la Reserva, justo se jugaba un clásico, me dijo, ‘mira, no te quiero ofrecer nada, pero hay la posibilidad que salgas en lista para este partido’, tenía de entrenador a Chirinos, a Goyo Bernales y a la Foca, cracks de cracks.
Ellos me decían que me ‘desahueve’. Me puse a entrenar toda la semana. El que iba a jugar creo que se enfermó del estómago y me dijeron que iba jugar, dije ‘esta es mi última bala’. Jugamos el clásico, ganamos. Me voy a mi camerín feliz, me felicitaron. Había llegado Primera y el asistente de Troglio me dijo que le había dicho que desde mañana empezaba a entrenar con ellos. Yo dije, no me puede pasar que me van a subir y me vuelven a bajar por una estupidez que haga... empecé a entrenar, bajaba a Reserva, entrenaba con primera hasta que en noviembre de 2017 ya me hizo debutar Troglio.
Al año siguiente se queda Troglio, pero nos cae la sanción de no poder contratar, algunos se fueron, el Pana se fue, se fueron un par más y estábamos puros chibolos, se quedó Corzo, Jerson Vásquez... ahí creo que había llegado el Loco. Perdíamos mal, Troglio quería seguir quedándose, pero nosotros no le respondíamos. Me acuerdo una frase de Troglio, nos dijo, estaba molesto, molesto, ‘puta m... por si acaso yo soy como el Sida, si yo me voy, a alguien me llevo’. Se quitó y al Loco le molestó que se vaya, tenían buena relación y Troglio era buen entrenador.
¿Qué pasó con el Loco?
Un día estábamos concentrando, llegamos al hotel a almorzar, ya Troglio nos había dicho que no iba continuar. El ‘Loco’ estaba asado, en el almuerzo ya no hablaba con nadie. Come y se va al cuarto. Cuando subo y afuera de la puerta estaba el colchón, mis cosas y todo. Le tocaba la puerta y no me quería abrir. Yo quería hacer mi siesta. Me dejó entrar al cuarto después de la cena. Me miró y se empezó a cagar de risa. El Loco un tipazo, también me daba mi propina, nos llevaba a comer a buenos restaurantes, pero tenía su locura. Luego se fue y llega el chileno, Nicolás Córdova.
¿Quién fue tu padrino en tu debut?
A medio año se levanta la sanción y ahí llega Denis, Lavandeira, el ‘Mudo’, yo cuando debuto me apadrinó el Mudo y el Loco, los dos se portaron bien. Ellos se quedan un año más, el 2018, el terrible 2018 en la U, estuvimos a punto de descender. Llega Córdova y me pasó lo mismo, me mandó para la Reserva... pero a veces uno piensa que la culpa es de los demás... después yo le pregunté qué me estaba faltando para mejorar para poder salir en lista, me dijo ‘quiero que solo te cuentes cuando hacemos esas ronditas, cuántas pelotas pierdes’, yo no me daba cuenta, pero era verdad.
Me quedó eso y empecé a mejorar, él empezó a ver cambios. Y me acuerdo que jugamos un partido con Unión Comercio en el Nacional, empezamos perdiendo, estábamos peleando la baja, y lo volteamos. Nosotros no le ganábamos a nadie y les volteamos el partido. Para ese partido me sacó en lista. El estadio estaba lleno, un espectáculo... eso nos movió. Me llama faltando como 10 o 15 minutos, ya se me acababa el contrato. Entré a ese partido con Unión Comercio y me salió todo. Empecé a marcar, a quitar pelota. Al profe le moví el piso y ganamos ese partido. Fui el último en entrar al camerín, me agarra el chileno y me da un abrazo, me dijo ‘esto es lo que quiero de ti, si sigues así, siempre vas a jugar conmigo’.
Ya me empieza a ir bien y el chileno hace que me renueven, renové dos años más. Ya en 2019 creo que llega Comizzo, creo que luego viene el cambio de administración y entra Jean... Comizzo quedó hasta finales de 2019 y creo que tenía contrato por el 2020, pero buscaron algo para sacarlo, se fue y llegó Gregorio Pérez. Hizo una buena campaña y llega la pandemia, todo se paró y cuando se volvió a jugar, de nuevo hubo cambio de administración y lo quisieron sacar porque tenía más de 70 años y era peligroso por el Covid, le quisieron hacer firmar un papel que el club no se había responsable. Vuelve Comizzo, ya el tío había dejado un poco de colchón y nos quedamos todo el 20 hasta llegar a la final.
Comizzo nos metió a una concentración como dos semanas antes de la final, ya habíamos clasificado a la final, directo, estábamos esperando al otro finalista. No nos daba un día para salir a ver a la familia, la familia iba a Campomar, contrataba juegos inflables para los niños. Comizzo, cada partido que ganábamos sorteaba televisores grandazos de su plata. Llegó un momento en el que ganábamos tanto que ya no tenía. Esas concentraciones eran espectaculares. Nos quedábamos después de entrenar, jugábamos dos toques, siempre éramos como 10, perdían dos, esos dos tenían que invitar a los 8 cosas del grifo, cualquier cosa que pidamos. Habremos jugado más de 10 veces ese juego, estaba el Cholo Chávez, queríamos hacerlo perder, porque él, cada vez que otro perdía, se quería levantar el grifo entero, nunca perdía, tenía suerte. Cada vez que otro perdía, se sacaban cuatro panetones, para su familia. Con todos esos panetones hizo una chocolatada en su barrio.
Jugamos la final y pasó la espinita que todavía tengo, de perderla con Cristal. El primer partido no lo jugué, perdimos 2-1, el segundo partido lo jugué, no teníamos ahí, Cristal estaba fuerte, hicimos lo más difícil que era empatar la serie, en el segundo tiempo 2-2. Yo dije ya falta poco, hay que sostener nada más y casi al último minuto un error de comunicación entre dos compañeros, le choca la espalda y la pelota entra despacito y perdimos 3-2 la final.
Fue doloroso porque era mi primera final, aparte tener un título con la ‘U’, me dolió. Justo antes de la primera final me llaman para renovar. Yo quería, pero quería terminar la final y luego conversar, para qué dije eso, hasta ahorita estoy esperando la llamada.
¿Qué recuerdas del DT chileno.., hubo un tema complicado?
A él ya lo sacan al año siguiente. Él llegó cuando estábamos complicado, él nos saca a flote y salva la categoría. El profe bien, sabía bastante, pero, no quiero generalizar pero como la mayoría de chilenos, agrandado. Te decía ‘mira con qué crack he jugado yo y mira con quién juegas tú’.
Chocaba mucho con Jerson Vásquez, se le enfrentaba. Me acuerdo un partido en Chile, un amistoso, algo le dijo de mala forma y Jerson se le achoró. Lo sacaron, no entró al segundo tiempo. Pero después el profe se dio cuenta que su manera de llegar no era para acá, acá el jugador quiere que lo mimen, otro tipo de afecto. Entendió, comenzó a cambiar y entraba más en la broma con la gente. Calidoso era, a mí me agarró mucho cariño.
Yo tuve un tema allá en el Callao, el Callao estaba movido y le dije, porque a veces llegaba tarde... al día siguiente habló con la administración y me sacaron del Callao y me alquilaron un departamento en Miraflores, era amoblado. Al principio, antes de alquilar, me mandó a vivir con Germán Deni, el Tanque, el vivía solo porque su familia no había venido. A la hora de almorzar, comía ensalada y pollo, me daba mi plato y yo decía ‘a qué hora es el otro almuerzo’. Yo me quedaba con hambre.
Me alquilé un depa justo cerca de su casa y el profe, agrandado, me decía ‘qué te falta’, por joder le decía ‘me falta televisor, refrigeradora’. Jugábamos dos toques, me decía, si ganas, te regalo un televisor. Nunca le pude ganar un televisor.
Y esa anécdota con el Mudo Rodríguez
El Mudo es despistado. Él era el primero en bañarse, todos se iban y él seguía bañándose, no tenía pelo, pero se echaba champú, dos horas para bañarse, se enjabonaba cada parte de su cuerpo. Todos piensan que no habla pero el jodidazo. El Mudo tenía su anillo de compromiso, anillazo... ya se estaba cambiando y no lo encontraba... él más lo hacía por el valor con su esposa. Habremos estado 40 minutos buscando, tío, lo tenía puesto...
¿Y el Loco Vargas?
A veces llegaba molesto y nos apagaba la música. Por joder lo retábamos, una vez que agarraba a uno, todos nos metíamos, nos trepábamos pero no podíamos, éramos como 5 o 6 y no podíamos. Una vez estábamos en el gimnasio y lo agarra a Páucar y lo cogotea, el Loco se reía. Lo desmayó, tuvimos que llamar al doctor. A veces le hacíamos hielo y agarraba la manguera, pasaba mirando, nosotros ni lo mirábamos, se paraba en frente y nos decía ‘¿qué, estás serio?’ Nos empezábamos a reír y nos decía ‘¿te estás burlando de mí?’ y nos agarraba a manguerazos.
¿Qué recuerdas de tu paso por Manucci?
Un bonito equipo. El vestuario era tranquilo, había gente grande, Manuel Heredia, José Carlos Fernández, Noroña. Me recibieron bien pero no disfruté mucho de Trujillo, habré estado casi un mes y todos los partidos casi fueron en Lima. Pero las veces que iba a comer a Trujillo, la gente me trataba bien. A veces hacíamos cola para entrar a las cevicherías, querían hacernos entrar por otro lado, pero no. En Trujillo, ya estaba con Melissa, para ver el tema del departamento, cómo iba vivir allá.
Te querían ‘centrar’…
Me dijeron que en California, fui y era tranquilo, yo no le decía a nadie. El jefe de prensa me pregunta dónde estaba viviendo, lo vi raro... y le dije que no me acordaba la dirección. Me llamaba y me escribía y dije ‘este algo quiere’, después me enteré que habían ido a Trujillo y le habían preguntado dónde estaba viviendo, él quería echarme y trabajando en el club este... pero no, nunca le dije. Donde estaba viviendo, estaba tranquilo.
Cuando me empiezo a acostumbrar a vivir en Trujillo, nos mandan para Lima por la pandemia. Recién acababa de llevar todas mis cosas, me las tuve que regresar en mi carro y me vine manejando desde Trujillo.
Yo me fui con Melissa y mamá. Salíamos a comer y luego pregunto por un lugar para comer carnes, estábamos en pandemia. Fui al lugar, solo atendían hasta las 10, yo había ido como a las 9:30. El gerente me dijo que vaya, que vaya al segundo piso que estaba cerrado. Fui con mi mamá y Melissa y estábamos solos en el segundo piso, no sabíamos qué había abajo. Ya habíamos pedido, estábamos tomando unos vinos y en eso por las escaleras sube una cámara con flash.
Entra bastante gente con la cámara. Era fiscalización que había subido, ni cuenta se habían dado que éramos nosotros. Nos quisieron sacar por la hora. Me dijeron que iban a arreglar, pero yo estaba asustado. Terminamos como a las 11:30 y nos fuimos asustados.
¿Cómo llegaste a Sport Boys?
Con el Boys tuve un tema, porque me motivó jugar la Copa Sudamericana 2022. No había plata, yo tenía propuesta de provincia, de lo que gané en Mannucci me bajé un 50% para jugar. fue por el deseo de jugar con Boys. Dije voy a romperla y después hago que mi contrato suba.
A veces hago la del ‘Chavo’ tío. Yo estuve en el lado de ellos, en la barra. También he sido ‘piraña’, sé cómo piensan y dije: me tengo que cuidar más. Como no hice pretemporada Boys jugó en Cajamarca y no salí en lista y no tenía que ir hasta el lunes. No viaje y era santo de Melissa. Me voy a cuidar, me dije.
Yo estaba en una cuevita con mis amigos, nadie me veía. Tío horas van y horas vienen, uno se iba empilando. Mi mala suerte de atender a la gente, agarré tres cervezas y un hev… graba y salgo con las cervezas.
Yo tenía conocidos en la barra y me mandaban los pantallazos y decían: que se ha creído este conc… vamos a apretarlo. Me adelanté y lo llamé: Que pasó compare me guapearon… ya tuve que decir causa me metí un cag… Los adelante y arreglé rapidito.
Te castigaron
La gente cercana a la administración y me hablaron una sarta de barbaridades, me hablaban de cualquier estupidez. Tenía que levantarme e irme. Querían que les firme mi salida. No soy chico, les dije. Hablé con el plantel, prometo que no lo voy a volver a hacer, fui descuidado, no se repetirá esta imagen. Ellos hablaron para que no me rescindan. Me mandados semanas a la Reserva.
Ese año para mi mala suerte no clasificamos a la Sudamericana. Por dos errores nos costaron. Perdimos la ‘candela’ del premio y el prestigio de meter a Boys en fase de grupos. Llegó martín Hidalgo a final de temporada y firme dos años mas y ya me fue mejor.
Jugar en Boys es otra cosa, aaaasu. Un día ante de jugar un partido bajaron 30 o 40 punteros, sin gritar, para conversar: mira que esto es una guerra para nosotros, tenemos que ganar y juaaa… sacaban los fierros. Hey qué pasa mano, no que iban a conversar. No todos reaccionan igual. Otras veces se metían en el entretiempo. A otros le entraban el tembleque
Ahí tuviste varios técnicos…
Estuve con Sanguinetti y después con Gamboa. Ese profe llegó y empezó a mimar a la gente. A los que no jugaba, los entrenaba después del primer equipo y hacían lo mismo, les daba su importancia. A mí me fue bien, porque justo estaba motivado por la llegada de mi hija Cayetana.
La barra cuando pasa algo fuera del club ellos lo arreglan no sé cómo se averiguan los nombres de los que quieren hacer la caga… en la Sunat o en la federación. Ellos te defienden a morir. Boys no tenía peso dirigencial, pero tiene gente que aprieta y te manda los arreglos florales.
Ese año ya se escuchaba que nos querían quitar 8 puntos, nos jugábamos todo con Cienciano para no bajar. La barra nos dio la tranquilidad: si el resultado no se nos da, quédense tranquilos si vemos que el partido no se gana, se cancela, ‘se suspende’. Gente no hay que llegar a eso, les dije.
Empieza el partido en el Grau y nos meten 1-0. empezamos perdiendo, pero empezamos a jugar bien y pensábamos en lo que nos dijo la barra y empatamos.
En el segundo tiempo empiezan lo calambres y regresando a la cancha le dije No me saques yo voy a ganar este partido no te miento, yo venía confianza y de hacer goles. Llega una pelota al segundo palo y le meto un pique quedo solo y meto el gol me saque la camiseta y me fui a celebrar con mi gente.