Stephen Curry acomodó el cigarro con que festejaba en su calcetín derecho mientras cumplía con un sinfín de entrevistas. Aún andaba con su uniforme empapado de sudor, cargando los protectores de los tobillos y rodillas, y las zapatillas. Pero había que celebrar.
Los Warriors tendrán todo el verano para seguir de fiesta y, si es como se lo proponen, por muchos años más. Curry, Kevin Durant y sus compañeros tienen entre ceja y ceja erigir una dinastía en la NBA y todo indica que parecen bien encaminados en ese propósito. Y no es descabellado: dos títulos en tres años para Golden State. Y el primero conseguido con Durant en sus filas.
"Estamos apenas comenzando", declaró Curry tras rematar a Cleveland en el quinto partido de la serie final el lunes. "Esto es algo que queremos continuar haciéndolo. Valió la pena cada tiro que tomamos en las prácticas, perseverando con las lesiones que (él) sufrió este año. Es una sensación indescriptible".
El segundo título es uno se siente drásticamente distinto para Stephen Curry. Este fue uno gestado tras la amargura de la debacle del año pasado contra James y los Cavaliers, cuando los Warriors sabían que debieron salir campeones pero dejaron escapar una ventaja 3-1. Ahora, los Warriors afrontan el frenesí del mercado de agentes libres, buscando retener al mayor número de figuras y suplentes posibles para otra marcha por el título en 2018.
El dueño Joe Lacob deberá abrir la chequera para darle a Curry el que sería un contrato de 200 millones de dólares. Lo que sea eclipsará los 12 millones que el base se ganó en una postemporada en la que los Warriors tuvieron marca de 16-1. Poniendo el dinero y los egos a un costado, la armonía en los Warriors fue la ideal desde el primer día que Durant se presentó.
Al comienzo, Curry decidió ceder su protagonismo, con el fin que Durant estuviera a su gusto. Pero Curry terminó cargando al equipo cuando Durant causó baja por una lesión en la rodilla durante el tramo final de la temporada regular.
"Steph quiso estar en un segundo plano en el arranque de la temporada hasta que se dio cuenta que no necesitábamos que estuviera en segundo plano, que necesitábamos que fuera todo lo agresivo posible”, comentó el alero Draymond Green. "Y cuando Steph lo asumió, creo que tras el día de Navidad, ahí fue cuando pasamos a ser casi que invencibles".
(AP)