Es el más argentino de los extranjeros. Es un ídolo con todas las letras, una leyenda del polvo de ladrillo paseándose por el Buenos Aires Lawn Tennis Club. Después de su victoria en el debut ante su amigo Juan Mónaco, Rafael Nadal consiguió sacar pasaje a las semifinales del ATP de Buenos Aires al ganarle al italiano Paolo Lorenzi (52°) por 7-6 (7-3) y 6-2. Su rival en la antesala de la final será el austríaco Dominic Thiem, que a primera hora superó por 6-4 y 6-2 a Dusan Lajovic.
El segundo encuentro de Nadal en el polvo de ladrillo del court central Guillermo Vilas comenzó bajo un calor intenso, con una temperatura de 32° y una sensación térmica cercana a los 40°; incluso, durante el tie-break del primer set la acción debió interrumpirse un par de minutos por atención a un espectador que se descompensó. Vale recordar que el encuentro del español fue programado para la sesión vespertina porque su rival debe jugar a continuación su duelo de dobles.
En los primeros games Nadal mostró un juego similar al exhibido en la noche del miércoles frente a Juan Mónaco; más allá de que le costó encontrar profundidad consistente en sus tiros, no tuvo problemas para sostener su servicio; en cuanto pudo presionar, rápidamente quebró al italiano (3-1). Sin embargo, pronto reaparecieron algunas imprecisiones y decisiones erróneas; inseguro con el servicio, lo cedió en el séptimo juego y Lorenzi emparejó la cuenta (4-4).
Nadal, que el miércoles por la noche admitió sentir molestias estomacales, volvió a recibir atención médica en el descanso tras el undécimo game. El desequilibrio llegó en el tie-break: Nadal redujo el margen de errores, y cuando jugó profundo, marcó distancias, aun dentro de un desarrollo bastante más trabajoso de lo esperado.
En un cotejo de escasa intensidad -con una clara influencia del calor-, Nadal obtuvo un quiebre y se adelantó 3-1; si bien esbozó una mejoría, los errores le impidieron marcar una mayor distancia. Finalmente, con una devolución ganadora volvió a quedarse con el servicio de Lorenzi, y sentenció el duelo con saque y red, para el definitivo 7-6 (7-3) y 6-2, en 1h51m.
"Las condiciones son extremas, y me está costando un poquito, pero ya estoy en semifinales y eso me deja contento. Para los jugadores es duro jugar así [con el calor], pero también para la gente, por eso estoy agradecido a los que vinieron", expresó Nadal, que una vez más desató la 'Rafamanía', y a despecho de una tarde infernal, su magnetismo permitió ver repletas las tribunas del Buenos Aires.
jld.