El tenis sonríe cada vez que sus nombres figuran en la misma oración. La mejor rivalidad del tenis actual cobrará su revancha hoy domingo en la cancha central del All England Club en Wimbledon.
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Después de unas accidentadas semanas para el tenis en las que los mejores empezaron a caer en rondas tempranas, los dos favoritos llegaron para sanar un poco la herida. El tercer Grand Slam del año será testigo del decimotercer encuentro entre los dos mejores tenistas del mundo: Jannik Sinner y Carlos Alcaraz, el #1 versus el #2 y bicampeón defensor del torneo.
Cuando apenas muchos de nosotros nos estábamos recuperando del evento casi cinematográfico (y un poco traumático) que significó la final de Roland Garros hace solo un mes, los indiscutibles dueños del circuito masculino en el tenis nos vuelven a advertir que hoy nadie debe despegarse del televisor.

Los números actualmente son favorables para el español, que lidera el frente a frente 8-4 versus el italiano. Ganó sus últimos 5 encuentros, 3 en arcilla y 2 en cancha dura, y ahora se va por el triunfo en césped, superficie que conoce y domina a la perfección, ¡sino pregúntenle a Inglaterra! Que ya lo viene demostrando ahí con sus dos títulos en Wimbledon y otros dos en Queens.
Con su pase a esta final, Carlos Alcaraz va en camino a romper récords: marca una racha de 24 partidos continuos ganados y 11 consecutivos en césped (su marca más larga hasta ahora); ¿en Wimbledon? Hace 3 años una racha perfecta: 20 victorias en línea recta. Después de su dura derrota en primera ronda del Miami Open algo dentro del español cambió y su lado más aplastante salió a la luz: de los 6 torneos que jugó, llegó a la final en todos. Solo con excepción de la final en el ATP 500 de Barcelona, de esos 6, ya ganó 4 (Monte-Carlo, Roma, Roland Garros, Queens; y esperamos por el resultado de Wimbledon).
Por su lado, el número 1 del mundo también llega con cifras alucinantes. Desde 1995, solo 5 tenistas lograron alcanzar la final de todos los majors, y esa lista exclusiva conformada por Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Andy Murray –a quienes conocemos popularmente como el Big 4 del tenis- hoy recibe un nuevo invitado: Jannik Sinner, que lo logra, además, de forma consecutiva. La final en Wimbledon es la que faltaba para completar una colección que viene formándose desde el US Open 2024 (donde levantó el trofeo), seguida por el Australian Open (donde también fue vencedor), continuando con Roland Garros y ahora completando el círculo y nuevamente su revancha contra Carlos. Sinner acompaña también a esos nombres como uno de los únicos jugadores que han logrado vencer a Novak Djokovic –el mejor en números hasta el momento- en las tres superficies (además de haberlo hecho 5 veces seguidas, récord que solo comparte con Rafa Nadal).
La dupla maravilla, además, iguala ya a la histórica conformada por Nadal y Federer en lograr las dos finales del abierto francés y el inglés en el mismo año, acontecimiento que vivimos desde el 2006 hasta el 2008, año que nos trajo, además, aquel que es catalogado como el mejor partido en la historia del tenis masculino (en Wimbledon).

Las claves:
Ambos jugadores vienen mostrando un desempeño brillante sobre la superficie. Son los más rápidos y los más inteligentes en cuanto a estrategia y juego se refiere. Sin embargo, para hacerse daño mutuamente hay ciertas claves que deberán seguir.
Para Sinner, además de su destreza con la raqueta sobretodo cuando golpea de revés, su fortaleza mental y capacidad de no demostrar frustraciones en los partidos son sus principales ventajas, algo que Carlos aún está aprendiendo a dominar. Su arma letal: la cabeza.
Por su lado, las variaciones de ritmo y golpes que ofrece el español (como su impecable dropshot y su saque, particularmente destacable en este torneo con altos porcentajes) son las herramientas, a nivel táctico, que lo distinguen del resto. Su arma más poderosa: el disfrute que deja en la cancha.
La competencia que ha generado este par para el deporte es tanto entretenida como necesaria para ellos mismos y para quienes somos fanáticos del tenis. Nos han devuelto la ilusión por vivir otra época dorada con atletas que dominen por completo en su hábitat. Nos han llenado de motivos para argumentar que el tenis seguirá vivo mientras ellos así lo quieran. Por ahora, nos toca seguir disfrutando de las tantas actuaciones que aún tienen para regalarnos.
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