La dieta macrobiótica es un tipo de nutrición fundamentada en la filosofía china conocida como Yin-Yang y consiste en el consumo prioritario, forma equilibrada, de cereales integrales, legumbres y verduras cocidas. Esta forma de comer es más que una dieta en sí. Es una filosofía de alimentación que ayuda, a los que la practican, a lograr una mejor salud y un aumento de la calidad de vida.
Su consumo es sencillo y se debe priorizar el balance. Esta dieta consiste en el consumo de alimentos teniendo en cuenta sus nutrientes, componentes y aporte calórico. Algunas personas creen que este plan alimenticio ayuda a mejorar, controlar y prevenir enfermedades como el cáncer, complicaciones de la diabetes o inflamaciones intestinales, entre otras, pero especialistas en nutrición no afirman esto porque no cuenta con eficacia y seguridad suficiente para recomendarla.
Esta dieta restrictiva que divide a los alimentos en dos grupos (Yin y Yang) apuesta por limitar el consumo de carnes de todo tipo, aves, café, y comidas saladas, que están incluidas en el primer grupo. “Se prohíben ciertos alimentos y se toman patrones muy estrictos de alimentación: horarios, tipos de cocina y alimentos que se pueden consumir”, indicó María del Mar Durbán Redondo, miembro del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (Codinma).
Cabe de resaltar que este tipo de alimentación no es recomendada para todos, es más, algunas personas que la realicen podrían presentar efectos secundarios graves en su salud, desde el más leve como el efecto rebote hasta enfermedades cardiovasculares. “Al ser la dieta macrobiótica una dieta severa y en algunos casos inflexible, no se debería recomendar en niños, por sus necesidades especiales y por los déficits que esta dieta puede ocasionar y tampoco en personas diabéticas”, indicó Cristina Porca Fernández, doctora en nutrición y miembro de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo).
Beneficios de la alimentación macrobiótica
Este tipo de alimentación, que tiene la filosofía de un estilo de vida balanceada, tiene como ventaja para la salud la reducción de alimentos procesados y ultraprocesados, como también, el consumo de sustancias nocivas como harinas refinadas, azúcares añadidos, grasas trans y sodio. Esto permitirá que tu organismo se encuentre estable y también óptimo frente enfermedades.
A continuación, te compartimos algunas ventajas de realizar la dieta macrobiótica:
- Más saludable: Tendrás una alimentación más sana y natural, por ende, reducirás la ingesta de alimentos que están demostrados que son perjudiciales para la salud, en exceso, como las bebidas alcohólicas, la cafeína, la postres o las grasas saturadas.
- Regula el tránsito intestinal: La dieta macrobiótica incluye alimentos cargados de fibra, facilitando el tránsito intestinal diario. Por esa razón, se suele recomendar esta dieta a las personas que padecen problemas gastrointestinales o estreñimiento crónico.
- Peso estable: Seguir una dieta de este tipo puede ayudar a mantener el peso, ya que se eliminan o limitan los alimentos más calóricos: azúcares, productos refinados, embutidos, bebidas dulces, etc.
- Mayor energía: La dieta macrobiótica es rica en cereales, con un gran aporte de hidratos de carbono. La clave está en que estos hidratos son de cadena lenta. Esto quiere decir que la sensación de energía y vitalidad se prolonga a lo largo del día. Por ello, esta dieta suele indicarse para personas que normalmente realizan una actividad física agotadora, así como para personas que sufren largas convalecencias.
- Más estabilidad: La filosofía macrobiótica busca el equilibrio emocional y espiritual, lo que nos puede ayudar a relajarnos y a estar en paz con nosotros mismos.
Alimentos incluidos en la dieta macrobiótica
De acuerdo con los principios de la dieta macrobiótica, los seres humanos no deberíamos consumir alimentos en cuya elaboración hayan intervenido elementos químicos, ya que nuestro organismo no está preparado para ello. Es por eso, que los alimentos deben ser naturales y variados, como las proporciones.
Los principios básicos que establece la macrobiótica deben cumplirse diariamente. Entre ellos se encuentran:
- Agua: Debe consumirse bastante agua a sorbos, antes o después de las comidas, nunca durante. Mejor si está tibia, como en tés, infusiones o sopas.
- Cereales integrales: Tendrían que representar el 50%, aproximadamente, de los alimentos que se ingieren cada día.
- Menestras: Estos alimentos deberían ocupar el 15% del total de alimentos que se consuman diariamente.
- Hortalizas y vegetales: Deberían formar parte, como mínimo, del 25% de la dieta diaria. Tienen que consumirse cocidos, jamás crudos o fritos.
- Proteínas: Se podrían consumir, al menos, dos veces a la semana. Las proteínas deben proceder principalmente de pescados blancos o de aves como el pollo o el pavo. El resto de tipos de carnes rojas y pescados quedan descartados.
- Huevo: Esta dieta permite comer un huevo cada diez días.
Se debe tener en cuenta que la dieta macrobiótica no es, probablemente, un tipo de alimentación que pueda seguir todo el mundo. Al tender a eliminar las proteínas animales, las personas que tengan bajos niveles de hierro o falta de la vitamina B12 no podrán seguir la dieta. Por eso, es imprescindible ir a un especialista y hacerse un análisis para saber como está tu organismo para el requerimiento que exige la alimentación macrobiótica.
Según las expertas en nutrición, es necesario analizar de forma individual cada caso para revisar su alimentación, planificarlas y en el caso de que la ingesta de carnes, pescados y huevos sea residual, sería necesario completar el déficit de nutrientes con suplementos, si no, su organismo correría peligro. “Esta suplementación debe ir acompañada con analíticas para controlar los niveles de B12 y ácido fólico”, comentó Durbán.