Revista Estadio 1994
Ahí estaba el negro «Balan», con su rostro obscuro contrastando a medias con el cielo de la dubitativa mañana. El sudor se apoderó de su frente, de sus mejillas, mientras su mirada perdida, desencajada, intentó responder a nuestra pregunta que invitaba al coloquio. ¿Conversamos?... «Claro, cómo no». El negro regresó a casa de su aventura española y nos envolvió en dudas, prorrumpiendo en el tímido silencio de nuestro fútbol prorrumpiendo en la quietud de quienes cada cierto tiempo preguntábamos por él...
De la «U» al Betis, del Betis a la «U», de regreso a casa y con la lógica incertidumbre jugando con nosotros. ¿Qué pasó en España?... «... Fue una experiencia agradable porque he madurado mucho. Fue una experiencia de seis meses en el Betis;- existía la opción de compra pero lamentablemente no pude quedarme».
No es absurdo pensar en que tuviste problemas..! .«No. no hubo problemas de ninguna índole; siempre existió una competencia sana con todos los compañeros extranjeros, jugadores de renombre internacional. Lo que sucedió es que precisamente por la calidad de ellos, tenía muy pocas posibilidades de jugar».
¿Y el trato con los dirigentes, con tus colegas?... «El mejor; eso debo agradecerlo. En todo momento me apoyaron, estuvieron detrás mío. El Betis es un equipo que durante tres años intentó ascender a Primera, eso posibilitó la formación de una gran familia; yo llegue después, pero logré identificarme con todos».
¿La ola de racismo no te afectó?... «No, soy sincero; en Sevilla fui tratado muy bien por el público, por mis compañeros y por toda la dirigencia. El problema, como te dije, fue la plaza de extranjeros; no podía jugar. El primer técnico, el
croata Kresic, sí contaba conmigo pero fue cambiado por los resultados negativos. El nuevo técnico, el mallorquí Serra Ferrer, sólo alineó a un extranjero».
¿Este regreso no te afectó?; estuviste poco tiempo en España... «No. Los seis meses que estuve allá me han servido mucho; he venido con otra mentalidad; aprendí demasiado. No desperdicié mi tiempo; he ganado mucho en fútbol y físicamente me siento bien. Todo ha sido para bien de Balán y de mi equipo...».
¿No definirías esto como un fracaso?... «No, de ninguna manera; me contrataron para ascender a Primera División y yo contribuí en los partidos que jugué, seis de titular y el resto, alternando. Hubo muchos aspectos que no me permitieron quedarme. Ellos querían que continué allá pero cedido a un club de Segunda, qué gane experiencia durante un año y que regrese si es que el Betis continuaba en Primera. Entendí que sólo debía aceptar si es que era un equipo con claras pretensiones de ascender; con el Mérida no sucedía eso. Supe entonces que la única posibilidad de quedarme era si es que el técnico del Betis contaba conmigo».
¿No sientes el regreso, sabiendo que con el Betis en Primera tenías la posibilidad de lucir en España y en Europa?... «Sí; además el Betis es un equipo muy especial en España. Tiene una afición muy linda, un fútbol muy práctico, de mucha velocidad, mucha fuerza, creo que yo tenía la posibilidad de imponerme. Pero aún conservo la ilusión de volver a España; estoy trabajando y constantemente converso con mi empresario, quien me ha dicho que a fin de año puedo regresar».
Según los cables empezaste bien y luego, repentinamente, fuiste relegado al banco... «Sí; surgieron las discrepancias con Serra Ferrer... No me ponía; bueno, no ponía a nadie; jugaba sólo con españoles. Mi caso era idéntico al de Tab Ramos, al de Johnny Ekstroem. El único que jugaba era el argentino Daniel Aquino, pichichi del campeonato».
«En el partido debut todos quedaron contentos; entré en un momento difícil para el técnico Kresic y ganamos 5 a 2; tuve una buena actuación. En el siguiente partido, en Mérida, para sorpresa de todos me quedé en el banco. El equipo perdía 3 a 0, entré y al final caímos 3 a 2. Ese día cesaron al técnico; el nuevo no me conocía, eso me dijo desde un principio. Agregó que tenía que jugar con la gente a la que había visto. Hizo su equipo y empezó a ganar. Estaba imposibilitado de jugar; cuando empezó a ponerme ya tenía un cuadro definido, donde jugaban los mismos y los cambios eran los de siempre; a veces entraba yo, a veces el ruso, a veces Tab».
¿Esa postergación no produjo altercados con Serra Ferrer?... «No; ya tenía la experiencia de la U. Y en España se acostumbra al diálogo con el técnico, a preguntarle qué pasa, por qué me sacó. Yo en ningún momento me puse malcriado. Continuaba trabajando; si ustedes me hubiesen visto no me habrían reconocido. Fui postergado pero no decayó mi entusiasmo; hasta el último día me esforcé y la directiva y el técnico reconocieron eso. Estaban contentos de que haya pertenecido al grupo. Salí sin problemas y con la posibilidad de regresar; las puertas están abiertas para mí».
¿Y cómo se produce tu regreso a la «U»?... «Como no tenía algo definido, existiendo sólo la opción de ir a Mérida y ver si me gustaba el lugar y si quería quedarme allí; entré en conversaciones con Antonio García, quien me tenía al tanto de los resultados de Universitario, de sus problemas, de jugadores contratados que no habían dado resultado. El quería encontrar la posibilidad para que yo volviese; le dije que regresaba en junio. No me negué a lo que era la primera opción, Universitario. Conversé con gente de Municipal, de Alianza Lima; entendí que la oferta de la ‘U’ era una de las más serias, con opción para ganar el tricampeonato, con jugadores a los que conozco».
¿Es cierto que tu partida de la «U» estuvo envuelta en problemas?; ¿saliste furtivamente?... «No; mi contrato había finalizado al final del Descentralizado. Estábamos hablando de una renovación y nos pusimos casi de acuerdo. Me propusieron una suma y yo acepté; en ese momento apareció la oferta de España y les dije que si no la mejoraban o por lo menos, la igualaban, yo me iba. Quedaron en contestarme, yo tenía que viajar, no pude esperar más y me fui. Después se dijo que cómo pude irme. Yo no había firmado». ¿Cómo lo tomó Markarian?... «El profesor estaba al tanto de todo; mi empresario es muy amigo del suyo. No hubo problema».
¿Y cómo tomaste su partida?... «Fue muy triste. Yo me fui así, apenado; había formado una gran familia con mis compañeros, con los técnicos, con los directivos. Fue una persona muy importante en mi carrera; viví momentos difíciles con la desaparición de mi hermano, con el decrecimiento de mi nivel de juego; pero él siempre me apoyó, siempre me tomó en cuenta. Es difícil encontrar personas de ese tipo en esta profesión».
¿Y la llegada de Keosseián?... «El es una excelente persona. Como técnico tiene muchos méritos; maneja muy bien al grupo, llega fácilmente al jugador. Es un excelente consejero; siempre está motivando a los muchachos». ¿Hasta cuándo te quedas en la «U»?... «Hasta fin de año; mi intención es viajar después».
¿Esta aventura en España te ha cambiado; eres aún aquél que se fue?... «No; me siento completamente distinto. Me siento muy bien; no hago lo que antes. Nunca fui un perdido pero me faltaba I ser profesional. Ahora lo soy, me dedico plenamente a esto y me siento muy motivado. No es como dicen muchos, que he aprendido a hacer un túnel en algunos meses, simplemente aprendí a ser mejor profesional».
Y en la «U» ha cambiado algo?...
«Veo gente nueva, gente a la que aún le cuesta entender lo que significa Universitario. Ojalá que comprendan que la camiseta que llevan en el pecho es sagrada, y que compromete a actuar con mucha responsabilidad. Tal vez es cuestión de esperarlos».
¿Qué anhelas para el futuro; veremos al «Balán» tenaz, agresivo, goleador?... «Estoy trabajando para ello; estoy muy motivado. Me siento con mucha fuerza. Gracias a Dios y a mi hermano que está en el cielo, cuento con mucha suerte; estoy lejos de lesiones, de cometer errores que perjudiquen mi carrera. Sobre los goles; me esfuerzo para que regresen. Y encarador, siempre, nunca he rehuido a los rivales». ¿Y la selección?.... «Es algo muy delicado, algo muy serio. Quiero estar en el grupo, pero sé que mis compañeros han trabajado durante todo el año y tienen la primera opción; yo voy a esperar y a seguir esforzándome».
Y termina el coloquio mientras «Balán», guiado por sus ojos perdidos, desencajados, azorados, se aleja. Su cuerpo se mece mientras aún contrasta con la dubitativa mañana; el sudor ya se hundió en su piel o ya se lo llevó el viento... Regresó a casa para vivir una nueva aventura, mientras la otra, la que tiene franjas verdes, la que le llevó hasta Sevilla, aún le roba el pensamiento... Su presente late con insistencia, sus sueños dormitan momentáneamente. Balán regresó; sólo él sabe cuándo partirá otra vez.